viernes, 3 de septiembre de 2010

23h 26m 29s


Las luces de Buenos Aires se apagan poco a poco, haciendo el viaje cada vez más largo, más pesado. Los ojos se me cierran del cansancio, y en ese punto en que, entre el sueño y la realidad, el delirio domina mi mente, empiezo a oir los acordes de tu guitarra, casi imperceptiblemente los siento mezclarse con el sonido nocturno de la calle.
No te tengo cerca, pero se que estás ahí, sentado en el borde de la cama, semi en penumbras,con un porro entre los labios, haciendo sonar esas cuerdas con el primer tema que se te venga a la mente.
En ese instante los edificios hacen que despierte de mi ensueño, diciendo que ya es hora de bajar, quedando en mi mente esa imagen más auditiva que visual, recordándome que aún puedo soñar despierta.

1 comentario:

Federic dijo...

si los viajes de noche son momentos muy propicios para el ensueño y para que escribir, porque no?

un beso